El transporte público es un derecho, un derecho que no se efectiviza porque el modelo social, cultural y político que tenemos hace un culto de los medios privados (el auto y su venta es uno de los motores de la economía sudamericana) y descuida hasta donde puede los servicios de transporte público.   EL AUMENTO DEL BOLETO Y EL TRANSPORTE PÚBLICO, NECESITAMOS UN CAMBIO CULTURAL El transporte público es un derecho, un derecho que no se efectiviza porque el modelo social, cultural y político que tenemos hace un culto de los medios privados (el auto y su venta es uno de los motores de la economía sudamericana) y descuida hasta donde puede los servicios de transporte público. Por eso consideramos que este tema es muy serio y que excede al injusto y autoritario aumento del boleto que se ha registrado en nuestra ciudad de Bahía Blanca en estos días. Bahía Blanca es una ciudad que por su territorio y población debería contar con más y mejores transportes públicos, a la vez que debería desalentarse el uso del automóvil particular. El desafío es principalmente cultural y una cultura no se cambia si no hay una decisión política dispuesta a hacerlo, ya sea desde el gobierno o desde la población. El tema ahora se evidencia a través del aumento del precio del boleto, pero en este contexto socioeconómico: inflación, paritarias por delante, crisis energética y caída de las reservas de hidrocarburos que hacen prever más aumentos de combustibles esto recae sobre el pasajero y, convengamos, los pasajeros de colectivos en Bahía Blanca son los más perjudicados de toda esta cadena, y no solamente por el precio que, lamentablemente, seguirá subiendo. El gobierno municipal apela al decreto para concretar los $5,80 que recibirán las empresas utilizando una de las formas menos democráticas para uno de los derechos sociales más necesarios en la vida cotidiana. EL DERECHO AL TRANSPORTE PÚBLICO, que debería ser prioridad frente al transporte individual ya que el sentido social del mismo debería favorecer a los más perjudicados, en este caso, principalmente, mujeres y niños y niñas que no disponen de otro medio de transporte. El fomento cultural del uso particular del automóvil y las motocicletas (insistimos, porque su venta es motor de la economía) trae aparejado más tránsito, más emisiones, más probabilidad de accidentes, peor calidad de vida para todos los bahienses. Y si una vez proyectamos con sentido de justicia social en vez de seguir poniendo parches cuando las situaciones colapsan? Y si una vez no pagan más los que menos tienen? Los ómnibus podrían utilizar biogas como se está haciendo en Suecia y Vietnam. También deberíamos considerar la instalación de trolebuses o tranvías eléctricos y, por las dimensiones de nuestra ciudad, el tren urbano. Claro, todo esto necesita de un profundo cambio cultural, y de que no se prioricen los negocios de unos pocos por sobre la mayoría de la población. Todo un cambio de cultura respecto a lo público por sobre lo privado. Recordemos que público es un concepto más amplio y democrático que lo meramente "estatal". Proyecto Sur Bahía Blanca