COLONIALISMO
Los acuerdos con China han dejado enfrentamientos entre quienes no cuestionan nuestra posición de paÃs dependiente. Laura GarcÃa Vazquez, aporta otro análisis desde una perspectiva emancipadora.
Por: Laura GarcÃa Vazquez . Emancipación Sur BahÃa Blanca
La "Alianza estratégica" con China a la que, luego del último viaje de la presidenta se le agregó la palabra "integral" oculta la necesidad de nuestro paÃs de financiamiento, la falta de vocación emancipadora y la retrasada o estancada integración de América Latina, única posibilidad de lograr un modelo de desarrollo soberano y autónomo, es decir, un modelo que se acerque al espÃritu de las gestas emancipadoras de los mejores hombres y mujeres que lucharon contra la dominación colonial.
Esa necesidad de emanciparnos, se corresponde ahora con lograr una economÃa independiente, basada en las necesidades reales de nuestros pueblos y no en convertirnos en un paÃs de servicios a la medida de las imposiciones de las transnacionales, empresas que en definitiva, terminan siendo de un paÃs de los dominantes, o de varios, pero siempre atentan contra el interés nacional cuando éste responde a los verdaderos soberanos, los habitantes de nuestro paÃs, de nuestra nación.
Es verdad que el neocolonialismo o la dominación puede tener diversos caracteres y que hay algunos que sin duda son peores que otros (las atrocidades que realizan los poderosos en el continente africano son una muestra) , pero esto no significa de ninguna manera ceder en el trabajo necesario para salir de ella, por esta razón resulta inentendible cuando se habla en términos de "elegir" el mal menor a la hora de un acuerdo llamado "alianza" pero que en realidad se trata de una prolongación de la dominación con beneficios muy desiguales para las partes. En definitiva hay dos caminos posibles: neocolonialismo o liberación ya que el mundo de las relaciones entre los paÃses es hoy salvaje y depredador y habrá que trabajar mucho para que lo que domine sea la solidaridad, la colaboración y la hermandad.
El tema no es con quién se negocia sino cómo y desde dónde. El argumento del "prejuicio" ideológico hacia China es un argumento que sirve inmensamente a un gobierno que dice muchas verdades pero también miente mucho en su accionar y también en la forma de comunicarlo. Actuar cómo actúa no es una necesidad sino lamentablemente una vocación, por eso oculta intencionadamente lo central de este acuerdo que es su profunda asimetrÃa en favor de China.
El acuerdo que permite la construcción, el establecimiento y la operación de una Estación de Espacio lejano en la provincia de Neuquén, agrava inquietantemente el camino de ceder en cuestión de soberanÃa sobre nuestro territorio sin medir consecuencias a potencias extranjeras cuyos objetivos no quedan en absoluto claros a los ojos del pueblo argentino. Es decir, no sólo estamos cediendo soberanÃa sino corriendo riesgos ajenos estando al servicio de intereses geoestratégicos de una potencia como China. Este solo punto reviste una enorme gravedad.
Hay otro aspecto, que si bien no suena tan perjudicial también lo es. Me refiero a la compra que hace nuestro paÃs mediante las importaciones de diversos objetos de uso doméstico cotidiano de origen chino que podrÃan fácilmente, o deberÃan naturalmente ser de Industria Nacional. Esta verdadera invasión comercial producto de nuestra relación con el paÃs asiático seguramente está influyendo severamente no solamente en cantidad de puestos de trabajo argentinos sino también en la calidad de los mismos ya que perjudica parcial o totalmente a una cantidad de oficios que podrÃan desarrollarse en el paÃs. Me pregunto si existe algún estudio serio sobre esto. Me pregunto también el porqué de tanto silencio en torno a esta cuestión que serÃa fácil de revertir ya que no estamos hablando de la compra por parte del ministro Randazzo de los vagones chinos surgida de la necesidad de tapar urgencias evidenciando la falta de planificación en materia de transporte. Esta compra daña también la Industria Nacional pero realizar otra polÃtica serÃa, en principio, más complejo aunque igualmente necesario.
Hay otra consecuencia que es la más importante en el sentido de lo que debiera ser un objetivo prioritario: la integración y la autonomÃa de América latina. A esto se refiere el tÃtulo de la nota, se trata de cómo estos acuerdos con un paÃs potencia perjudican enorme y concretamente los acuerdos que podrÃan hacerse entre paÃses hermanos. La necesidad de solidaridad concreta frente a las transnacionales es lo que debemos fortalecer. Pero la condición para que esto se dé es la vocación hacia la emancipación nacional de cada uno de los paÃses. Un ejemplo claro de esto es el caso del acuerdo con Chevron realizado por nuestro gobierno a través de YPF Sociedad Anónima cuando ya Ecuador se encontraba en un fuerte litigio con esta empresa por el daño ambiental que le habÃa causado.
El gigante asiático condiciona y las prioridades cambian y en vez de seguir a paso firme el camino de la integración regional y para la cual es necesaria la emancipación nacional, se elije, en este caso, seguramente por necesidad imperiosa de financiamiento el ya conocido camino de la dependencia. El que nunca nos dará un paÃs con plena vigencia de los derechos humanos para todos, ni una sociedad justa, ni un pueblo feliz.
El acuerdo que permite la construcción, el establecimiento y la operación de una Estación de Espacio lejano en la provincia de Neuquén, agrava inquietantemente el camino de ceder en cuestión de soberanÃa sobre nuestro territorio sin medir consecuencias a potencias extranjeras cuyos objetivos no quedan en absoluto claros a los ojos del pueblo argentino. Es decir, no sólo estamos cediendo soberanÃa sino corriendo riesgos ajenos estando al servicio de intereses geoestratégicos de una potencia como China. Este solo punto reviste una enorme gravedad.
Hay otro aspecto, que si bien no suena tan perjudicial también lo es. Me refiero a la compra que hace nuestro paÃs mediante las importaciones de diversos objetos de uso doméstico cotidiano de origen chino que podrÃan fácilmente, o deberÃan naturalmente ser de Industria Nacional. Esta verdadera invasión comercial producto de nuestra relación con el paÃs asiático seguramente está influyendo severamente no solamente en cantidad de puestos de trabajo argentinos sino también en la calidad de los mismos ya que perjudica parcial o totalmente a una cantidad de oficios que podrÃan desarrollarse en el paÃs. Me pregunto si existe algún estudio serio sobre esto. Me pregunto también el porqué de tanto silencio en torno a esta cuestión que serÃa fácil de revertir ya que no estamos hablando de la compra por parte del ministro Randazzo de los vagones chinos surgida de la necesidad de tapar urgencias evidenciando la falta de planificación en materia de transporte. Esta compra daña también la Industria Nacional pero realizar otra polÃtica serÃa, en principio, más complejo aunque igualmente necesario.
Hay otra consecuencia que es la más importante en el sentido de lo que debiera ser un objetivo prioritario: la integración y la autonomÃa de América latina. A esto se refiere el tÃtulo de la nota, se trata de cómo estos acuerdos con un paÃs potencia perjudican enorme y concretamente los acuerdos que podrÃan hacerse entre paÃses hermanos. La necesidad de solidaridad concreta frente a las transnacionales es lo que debemos fortalecer. Pero la condición para que esto se dé es la vocación hacia la emancipación nacional de cada uno de los paÃses. Un ejemplo claro de esto es el caso del acuerdo con Chevron realizado por nuestro gobierno a través de YPF Sociedad Anónima cuando ya Ecuador se encontraba en un fuerte litigio con esta empresa por el daño ambiental que le habÃa causado.
El gigante asiático condiciona y las prioridades cambian y en vez de seguir a paso firme el camino de la integración regional y para la cual es necesaria la emancipación nacional, se elije, en este caso, seguramente por necesidad imperiosa de financiamiento el ya conocido camino de la dependencia. El que nunca nos dará un paÃs con plena vigencia de los derechos humanos para todos, ni una sociedad justa, ni un pueblo feliz.

